La historia del castillo remonta al final del siglo XII. Su nombre, de origen celta, significa "casa sobre la roca", una referencia a su posición estratégica. Originalmente, tres torres altas cuadradas, conectadas por caminos de ronda, constituían el corazón del edificio. Estas torres ofrecían refugio a los vecinos durante los períodos turbulentos. A lo largo de los siglos, el castillo evolucionó, y en 1880, René de Menthon, abuelo paterno del actual propietario, el Conde Olivier de Menthon, añadió las torretas que hoy hacen singular a esta morada.
El Conde Olivier de Menthon, orgulloso de este legado familiar, se encarga de preservar la autenticidad y el espíritu de este castillo, que refleja la historia de su linaje.